Los gritos retumban en mi cabeza.
Mis extremidades no tienen fuerza,
voy a enloquecer.
Caeré vencida en mi lecho,
La desesperación por la impotencia es muy fuerte,
mucho más que yo.
Atacar lo inatacable es en vano.
Al fin y al cabo no tengo su poder,
he vuelto a perder.
Debo levantarme, debo retomar.
Mi camino a tomar es ese,
no estoy aquí para nada.
Y si mañana los ojos se cerraran,
y la mano cayera, soltando la bandera,
alguien deberá continuar.
1 comentario:
Mirá cómo bardeo y hago el primer comentario de todo el blog (se nota que lo publicas para que todos lo lean, eh). Te quiero como una montaña de muñecos apañados, empañados... y un ñandú (?).
Flashée.
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