viernes, 6 de julio de 2012

Es difícil de explicar

A ver, es bastante difícil explicarte lo que te voy a intentar decir, 
pero al menos se que lo voy a intentar.
 
¿Cómo es posible explicarte que
tengo ojos y te veo,
pero tengo rodillas y me tiemblan? Será la ansiedad.
Es difícil, porque me termino yendo al carajo. Y ni siquiera se si lo vas a entender. Entonces me arrepiento y vuelvo a empezar...
 
¿Cómo te explico todo eso? Es que me pasan tantas cosas
por la cabeza.
 
Paremos un segundo.
 
Me pasan muchas cosas por la cabeza que me cuesta mucho coordinar. 
Y acá es muy difícil porque encima estás al lado
y es como si quisiera cantar Your Touch o Día Nublado todo el tiempo pero no puedo elegir. Y, seamos sinceros, no me voy a animar... Es decir, no puedo más.
Me pone ansiosa el límite y no poder, me pone ansiosa no tener el control. Pero tampoco me gusta tener el control. No puedo. ¿Te pasó alguna vez ceder ante la presión?
A mí en cuestiones lógicas en general no. Me siento a pensar y las cosas salen. A veces sola(s). A veces hay que forzarlas. Y en momentos muy tensos tal vez lloré, golpeé algo, me peleé con alguien. Aunque no salgan no desespero. 
Y en esos momentos de lógica todo es por ellos, ¿sabés? Por ellos que a veces creo que no nos ven. Yo no los hipnotizo ni los compro ni los chamuyo. Decir la verdad... por amarga que ella sea. ¿Por qué me suena eso? No se. Igualmente la verdad en la cara nunca te faltó. ¿O me lo podrías negar?
No quiero objeciones ahora ya se que las tenés. No estoy... Es que... ¡no puedo más!
Pero aunque no pueda más y acá la presión y la ansiedad me quiebren, estoy, intentando explicarte lo difícil que es. Me cuesta, ¿sabés? Es complicado ordenar las cosas. Es como tener todos los papeles de estudio desordenados arriba del escritorio: te da paz, sabés que algo estás haciendo y pensás que al menos parecieras estar haciéndolo bien. Pero cuando ordenás un poco, aparecen cosas nuevas que no sabías que estaban. Y así me pasa ahora, que intento coordinar y me encuentro con elementos con los que no contaba. ¿No contaba? ¿Estamos seguros? Tal vez me volé yo misma la cabeza para no tener que pensar además en esos. Pero la verdad es que lo voy a ignorar.
Lo que no puedo ignorar jamás es ese sonido. ¡Ay! Me vuelve loca pensar que tal vez sos vos, con tus ojos amargos, oscuros, color café negro. Y a mí el café me gusta negro y amargo.
Por eso entiendo que me guste levantarme en los días-noche de invierno y tomarme mi café calentito bien amargo y negro. En realidad no podemos entender eso. Podemos entender en todo caso por qué te hablo acá de tus ojos, esos que ves todos los días en el espejo y andá saber si siquiera los notás.
Yo no noto los míos, ¿tendrán algo de especial? Y el vecino, ¿notará lo dulce que se ve todas las mañana saliendo a trabajar? Pero, ay, me gustaría verlo salir más tarde, con menos frío, y más descansado.
¡Tengo que hacer algo por él! Y me agarra la ansiedad otra vez. Y me vuelven a temblar las rodillas como... no, dije que empezaba de nuevo... Pero más me tiemblan cuando tengo a todos mis vecinos y mis amigos y gente que no conozco a mi alrededor: ese paso de ejército que nada puede frenar. ¡Ay! Cada vez vamos a ser más.
Y la verdad es que me gustaría que fueras mi compañero,
caminando al lado sin parar jamás.
Si caemos, vamos a caer todos juntos y va a ser todo un hecho en esta sociedad. Y que me vengan a negar nuestra entidad como sujeto.
Vamos a ser parte de la historia, de la Historia. ¿Habrá algo más lindo que perdurar? Más que perdurar, ser ejemplo. ¿Me imaginás como ejemplo? Señores de la posteridad: no dejen nunca que sus hijos me tomen como ejemplo. Brecht me golpearía con sus libros y me correría por toda la ciudad. Y yo le diría "¡Pará, Berti! ¿No ves que no puedo más?"
¿Te lo llegás a imaginar? En realidad yo no. Me gustaría imaginarme de nuevo haciéndote reir. Ya se que te reís de mí y no conmigo. Pero prefiero que sea así, mi personalidad se me escapa por las rodillas que me tiemblan y... me volví a arrepentir.
 
"¡Oh por Dios qué dije!" y la tierra no me va a tragar.
 
Pero ya es tarde y es parte de la historia. ¿Será de nuestra historia, de nuestra Historia? ¿habrá un "nuestra"? Me pregunto cuántos seremos "nosotros". Nos prefiero anónimos y perfectos, deslizándonos entre las faldas de las señoras coquetonas, ¡que nos van a esconder!. Sin mirar, ¡por favor! Como si fuéramos gatitos. Nos deslizamos sin escándolo, o haciendo tropezar a uno que otro porque esa es nuestra gracia. Y después, nos transformamos. Todo va a acabar en una gran fiesta. Y mi vecino por el cual estoy haciendo todo, va a festejar. Y después, todos a trabajar. Pero después de las penurias vamos a salir de casa danzando y cantando y los quiero ver a todos bailar y cantar. 
En especial a vos, que te ves tan armónico y nunca te vi cantar más que un cuarteto volado que tanto me gustó bailar. Te quiero ver caminando abajo de la lluvia sin quejarte y sin llorar. Te voy a ver yendo a trabajar con la cabeza baja, todo mojado, pero levantando la vista para mirarme. Y te voy a sonreir, porque solo eso me sale viéndote así. Porque quiero ser yo y quiero ser vos y quiero ser el vecino. Y quiero que seamos toda esa masa anónima. Y al mismo tiempo haya un vos y yo entre todos los demás.
Y se me cierran los ojos porque me volé mal. Se me voló la mente después de un día apretado. No te quería meter en esto me parece. Y en realidad te voy a aceptar que no estoy tan segura de qué quería al principio...
Se me cerraron los ojos y traté de descansar. Pero los bombos y la calle no me dejan dormir. De repente entiendo todo y me empieza a arrullar. Y me dormí, ya está, toda esta locura quedó atrás.
 
Pero, te quiero asegurar, en la vida real no soy tan así.
Solo que, mirá, es difícil y no puedo más
 
¡Ah sí! Yo te quería explicar. Sí, cierto, pero me dormí y me quedé a la mitad. Verás que es muy difícil coordinar. Y es muy difícil explicar. Y, lo más difícil, es no poder.