lunes, 21 de enero de 2013

Yo les quiero presentar a él.

Mira con sus ojos oscuros como el mar en plena noche
igual que su piel morena, que refleja la luz de la luna.
Gusta de un buen tabaco,
único, como el que le doy yo.
Espera y sonríe con sus labios caribeños
las pocas veces que le devuelvo la sonrisa y rompemos a reír.

Si ves el principio de cada uno podés llegar a saber quién es.

No me espera cada noche,
tampoco piensa en mí al amanecer.
No me pasa a buscar en un caballo blanco
para huir hacia el atardecer.
Y está bien.

Nos besamos,
nos abrazamos.
Nos fumamos un cigarrillo a cada lado de la cama.
Nos miramos,
nos jugamos.
Y nunca espero que me diga que me ama.
Nos burlamos,
nos tocamos.
Nos levantamos y nos volvemos a reír.

Piel de naranja, sus mejillas son de seda,
sus dientes deslumbran en plena oscuridad.
Pero en plena guerra de cosquillas
brindamos entre risas por nuestra seguridad
de que mañana vamos a despertar
siendo únicos, incorruptibles, jóvenes
y que en tus manos descomprometidas me puedo enredar.