sábado, 31 de mayo de 2008

Drama de un moribundo que no muere.

Ves las paredes caerse a tu alrededor mientras miras el techo, intentando contar las figuras que encuentras. Todo cae, pero no escuchas los escombros. Intentas levantarte y no puedes, estás atado. Mueves los brazos, pero se quedan estáticos, no responden, sólo se mueven lentamente sobre tu propio cuerpo. Gritas, pero no sale voz de tu garganta, ¿qué sucede? Solamente puedes dar vueltas, todo sin levantarte. No tienes voluntad, la has perdido porque sabes que te venció. Pero respiras tranquilo, estás muriendo lentamente, y no sientes desesperación. Tu pelo está enredado, al igual que tu ser, y tal vez sea lo mejor. Tu cuerpo, tan simple, tan poco recorrido, no siente fuerza. Las luces se apagan lentamente o de repente, escuchas tu corazón latente, parece una bomba de tiempo -quizá lo sea-. Escuchas música a distancia, pero no sabes de donde viene. Y las voces, lejanas, no te llaman, no, conocen tu estado pero no te llaman, no se preocupan. Crees que te has quedado solo y, en efecto, lo estás, pero ya no te importa, porque todo se desvanece lentamente. Llevas tus manos a la frente, te sientes bien. No tienes fiebre, tampoco estás frío, pero sin embargo sientes que no volverás a despertar. Te rindes. Cierras los ojos. Y en cuestión de segundos, te has quedado dormido.

martes, 27 de mayo de 2008

Carta a un padre.

Esto ha ido demasiado lejos
¿cuánto creíste que iba a aguantar?
Ahora el dolor es más fuerte
que mi inmadurez.

La secuencia siempre es la misma,
se repite una, y otra, y otra vez.
Pero las heridas comenzaron a sangrar,
los moretones cada vez oscurecen más.

Mis brazos están cansados,
mis gritos nadie los escucha - ni yo -.
He estado muy callada.
Todos deberían conocerte tal como yo.

Y los demás preguntarán porqué,
porqué no me quedé y luché.
Les responderé que no puedo,
que esta vez es mucho más fuerte que yo
- lo eres -.

Y si mañana regreso, sé lo que me espera.
Si antes eran sólo cachetadas,
las palmas se convertirán en puños.

sábado, 24 de mayo de 2008

Lucha

Los gritos retumban en mi cabeza.
Mis extremidades no tienen fuerza,
voy a enloquecer.
Caeré vencida en mi lecho,
La desesperación por la impotencia es muy fuerte,
mucho más que yo.
Atacar lo inatacable es en vano.
Al fin y al cabo no tengo su poder,
he vuelto a perder.
Debo levantarme, debo retomar.
Mi camino a tomar es ese,
no estoy aquí para nada.
Y si mañana los ojos se cerraran,
y la mano cayera, soltando la bandera,
alguien deberá continuar.

lunes, 19 de mayo de 2008

Encierro

Colores apagados, paredes cerradas
todo lo que me rodea es tóxico.
El encierro es un estado transitorio
pero el tiempo es sólo una ilusión.
No hay ojos que miren hacia afuera
No hay ojos que miren desde afuera
No hay sonidos que reclamen libertad
Sólo hay manos que aparecen
de la nada, a intentar ayudar.
Voces, escucho voces a mi alrededor
pero los sujetos no abren la boca,
es un pensamiento, un grito unánime
gritando, exigiendo que nos liberen.
Somos jóvenes sometidos a ésto
es duro, no estamos acostumbrados
a gritos generalizados de quienes
se aprovechan de nuestra inocencia,
los que creen que no vamos a pensar.
Pensemos, hablemos, expresémonos
todo, todo valdrá la pena.
Cuando el ocaso se acerque,
el caballero de armadura sonora nos liberará.

lunes, 5 de mayo de 2008

Sueño y realidad

Quisiera explicarte. El sueño se ha mezclado con la realidad. No intento justificar mis acciones, sólo quiero explayarme. Todo aquello que creía que no pasaría, que transformaría aquella máquina perfecta en pura chatarra, ha pasado, está pasando. Todo lo está destruyendo, todo se derrumba. ¿Qué pasó con las sonrisas constantes, con los llamados amistosos, con las canciones que tanto disfrutábamos cantando? Las sonrisas son gestos de enojo, los llamados amistosos dejaron de ser amistosos, son sólo formales, las canciones ¿qué más dan si lo que nos unía ha desaparecido? Aquello que nos unió para enfrentarlo, era muy parecido a nosotros. Lo supimos ver, pero terminamos cegados quizá por el deseo de vencerlo por sus ineficiencias ya demostradas. Cada vez nos diferenciamos más con este ente, en vez de tratarlo. Y ahora ya no está, se esfumó por sus propias contradicciones. Así, ¿qué nos quedó a nosotros? Una sensación de unidad, que al fin y al cabo era inexistente sin lo que nos había juntado en un principio. Pero, alto, seguimos unidos pero, ¿y ahora por qué? Es absurdo. Las diferencias entre nosotros cada vez son mayores, las ideas de unos se imponen casi por la fuerza por sobre la de otros. "Los otros" se han cansado, empiezan a hacer notar que no se pondrán por debajo de "los unos". Desean ser escuchados por éstos, pero éstos no ceden, no admiten quien realmente tiene razón, ¿y quién podría culparlos si siempre tienen algo para decir luego de que escucharon a alguien hablar? Su formación es distinta, "los otros" deben continuar y crecer. Ese sueño, tiempo atrás hermoso, se ha tornado en pesadilla.