domingo, 28 de febrero de 2010

Yo me voy a sentar ahí, en ese sillón que solamente conozco de mis sueños. A esperarte, sí, a vos, con los pies cruzados contra mí, las rodillas levantadas a medias, y las manos entre las piernas. Porque voy a estar nerviosa. Porque vas a venir, y finalmente te voy a ver a los ojos
y nuestro cursi cuasi romance va a comenzar. En frente de todos (¡a la vista de todos!).
No vamos a decir mucho. Simplemente vamos a salir, a caminar. No, no de la mano. No todavía.

Quiero hacerte (son)reír.

Yo me voy a sentar a esperar. Vas a llegar. Así te veo. Así nos miramos. ¡Quiero saber qué tengo en frente!

Sí, es muy estúpido.

Toda esa mierda

Y si todo se termina es porque lo buscamos.

Buscamos toda esta mierda y nos enterramos en ella.
Nadamos, buceamos. Hicimos de todo en esa mierda.
Pero después vi que solamente era yo
y vos solamente estabas en la orilla, no sé si riendo
o simplemente observándome pero sin hacer nada.

Y entré en pánico, claro.

Y me ahogué, y toqué fondo, y ahora solamente me queda subir hasta salir de esta mierda. Pero vos ya no vas a estar en la orilla. Porque ya no necesito que vos me saques, ni que te hundas en ella conmigo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Flash de mañana

Luz del sol. Ambiente frío y triste.
Un millón de señales como flashes revoloteando, escapando durante toda la noche, burlándose de día. Y se van nomás, se van. Persigo la letra de una canción de un disco que me recuerda todo y esas señales, que las acerca, y que te acerca a vos. Flotan sobre mi cabeza, mis oídos, mis ojos, mi pelo, mis manos, y todo lo que está se vuelve parte: el almohadón sobre el que me siento, las paredes color amarillo que de repente parecen sucias, las teclas bajo mis dedos, el cenicero junto al teclado. Todo. ¡Pero, claro! ¿cómo vos vas a entender de estas cosas?
Flotan y dan vueltas graciosas, concibiendo espirales y círculos en el aire impregnado. ¿Qué me queda más que reírme? ¡Si yo no quiero llorar!
Los parlantes prendidos. Y mis tímpanos retumban y no quiero, pero los dejo porque me gusta.
Pero vos te seguís escapando, y los flashes también con vos.
Porque estás tan poco... Como un flash.
Vos sos mi flash. Pero esfumándote de a poco como humo.

¿quién?

Posados sus ojos en una pantalla, ella espera ansiosa una respuesta.
Él no se da cuenta, pero ella ya lo ha dejado todo. Ha tomado su orgullo, lo ha metido en un frasco, y lo poco que le quedó lo ha guardado bajo llave. Su dignidad, directamente la ha arrojado dentro de una valija por la ventana. Y todo sea por él.
Y él, mientras tanto, sólo ríe. Es un buen chiste, ¿no?
¿Quién te puede querer a vos?