Ya sin comprensión de la realidad, balanceándonos sobre nuestros pies, uno sobre el otro, me dedicaré a observar la pantalla de la notebook. Espero comprender lo que una milésima de persona me mostrará. Pero lo olvido. Lo olvidamos. ¿Y ahora qué pasará?
Mirá, es un tacho. Vas a tirar la basura que quedó sobre la mesa (baja), en la que está la notebook que al tocar un botón captará nuestra atención. Papeles, una tapita, cosas, y una botella de Tai de lima limón. Nuestra basura nos muestra lo que somos, o no. Yo no soy un papel, ni vos una tapita de Tai, ni la misma botella de una Tai. Apoyas el tacho al lado de la mesa, donde se junta toda la basura. Lo apoyas sobre las zapatillas. ¿Notaste lo mismo que yo? La zapatilla es el pueblo que con sus manos sostiene el tacho, para que no se caiga, en caso de que tu mano no sea tan fuerte. Oh sí, ellos lo sostienen. ¿Que de qué hablo? ¡Es sencillo! Todo material está formado de moléculas, como la zapatilla. Cada molécula representa a una persona, como vos, como yo, que sostiene el tacho, ayudándose de todo el pueblo restante. Oh sí, ahora entiendes. Pero olvidémoslo, sentémonos en la cama y dejemos nuestra mente dentro de la notebook.
¿Acaso quieres jugar? Me da risa que pierdas el equilibrio aún estando sentado. Si te caes para atrás, serás una tortuga. No podrás levantarte y moverás tus brazos y piernas hasta que alguien te dé vuelta. ¡Y no me empujes! Oh, ahora la tortuga soy yo. Colgué. Quedé como una tortuga.
Ya basta, esto ha ido demasiado lejos. La pantalla, sí, observemos la pantalla. ¡Son flores! Pero... espera. ¡Ahora son órganos sexuales! Es la lucha, la lucha de la segunda guerra mundial, o no, la lucha post-guerra. Este es el capitalismo, y este el comunismo. ¡Y ahora son monstruos! ¡Se atacan! ¡Mirá como se atacan! Cada vez me convenzo más que es la representación de la lucha de las dos ideologías. Y ya me perdí. Dejé de mirar la pantalla. Tan sólo recuerdo un pájaro negro, comiéndose a otro. Y calles. Y una ciudad. Y un muro, sí, un muro, en la pantalla de la notebook.
Mirá, es un tacho. Vas a tirar la basura que quedó sobre la mesa (baja), en la que está la notebook que al tocar un botón captará nuestra atención. Papeles, una tapita, cosas, y una botella de Tai de lima limón. Nuestra basura nos muestra lo que somos, o no. Yo no soy un papel, ni vos una tapita de Tai, ni la misma botella de una Tai. Apoyas el tacho al lado de la mesa, donde se junta toda la basura. Lo apoyas sobre las zapatillas. ¿Notaste lo mismo que yo? La zapatilla es el pueblo que con sus manos sostiene el tacho, para que no se caiga, en caso de que tu mano no sea tan fuerte. Oh sí, ellos lo sostienen. ¿Que de qué hablo? ¡Es sencillo! Todo material está formado de moléculas, como la zapatilla. Cada molécula representa a una persona, como vos, como yo, que sostiene el tacho, ayudándose de todo el pueblo restante. Oh sí, ahora entiendes. Pero olvidémoslo, sentémonos en la cama y dejemos nuestra mente dentro de la notebook.
¿Acaso quieres jugar? Me da risa que pierdas el equilibrio aún estando sentado. Si te caes para atrás, serás una tortuga. No podrás levantarte y moverás tus brazos y piernas hasta que alguien te dé vuelta. ¡Y no me empujes! Oh, ahora la tortuga soy yo. Colgué. Quedé como una tortuga.
Ya basta, esto ha ido demasiado lejos. La pantalla, sí, observemos la pantalla. ¡Son flores! Pero... espera. ¡Ahora son órganos sexuales! Es la lucha, la lucha de la segunda guerra mundial, o no, la lucha post-guerra. Este es el capitalismo, y este el comunismo. ¡Y ahora son monstruos! ¡Se atacan! ¡Mirá como se atacan! Cada vez me convenzo más que es la representación de la lucha de las dos ideologías. Y ya me perdí. Dejé de mirar la pantalla. Tan sólo recuerdo un pájaro negro, comiéndose a otro. Y calles. Y una ciudad. Y un muro, sí, un muro, en la pantalla de la notebook.
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