miércoles, 6 de abril de 2011

Sin título

A Carlo.

Bajo un cielo gris, húmedo y oscuro
tus ojos se ven tan claros...
La lluvia no te toca,
no borra tu sonrisa
como esas, sinceras, que dibujan los nenes
en el jardín con las tizas cuando les dejan tocar el pizarrón.

Tus huellas se tiñen de rojo
al calor de cada paso que das
por ese sueño milenario al que te entregás,
y no arrojándolo a un pozo de abandono.

Tus facciones armoniosas se iluminan
y todo a tu alrededor comienza a brillar
cada vez que las carcajadas explotan
y por tus venas viajan hacia tu exterior
(más y más)

El mundo te pasa por al lado
viéndote pero
sin mirarte.
Y yo que te miro
y al mundo observo
me pregunto
¿qué esperan ellos para mirarte?

Siempre el más oportuno
Siempre el más predispuesto
Incluso
tropezando
cayendo
resbalando
decayendo
... siempre resurgiendo
(y haciendo resurgir)

Un abrazo estrangula los fantasmas
De los hoyuelos sale de nuevo un respiro desaparecido
Y del ingenio aparece una sonrisa dejada atrás.
No sacás conejos de un sombrero
pero tu magia nadie la puede negar:
porque carece de trucos, ilusiones,
y, especialmente, engaños.

Castíguenme si un día permito que,
y nunca dejes que,
la lluvia te alcance
y desvanezca tu sonrisa,
sincera, contagiosa, perfecta
como dibujada en tiza.

1 comentario:

Fa dijo...

aaaaay tal cual, que hermoso batho!
este poema es súper lindo y encaja perfectamente con carlo, te felicito, no es nada fácil plasmar en palabras tan bien a alguien.