jueves, 4 de febrero de 2010

Flash de mañana

Luz del sol. Ambiente frío y triste.
Un millón de señales como flashes revoloteando, escapando durante toda la noche, burlándose de día. Y se van nomás, se van. Persigo la letra de una canción de un disco que me recuerda todo y esas señales, que las acerca, y que te acerca a vos. Flotan sobre mi cabeza, mis oídos, mis ojos, mi pelo, mis manos, y todo lo que está se vuelve parte: el almohadón sobre el que me siento, las paredes color amarillo que de repente parecen sucias, las teclas bajo mis dedos, el cenicero junto al teclado. Todo. ¡Pero, claro! ¿cómo vos vas a entender de estas cosas?
Flotan y dan vueltas graciosas, concibiendo espirales y círculos en el aire impregnado. ¿Qué me queda más que reírme? ¡Si yo no quiero llorar!
Los parlantes prendidos. Y mis tímpanos retumban y no quiero, pero los dejo porque me gusta.
Pero vos te seguís escapando, y los flashes también con vos.
Porque estás tan poco... Como un flash.
Vos sos mi flash. Pero esfumándote de a poco como humo.

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