Podrá tu mente comprender la idea de que las palabras salidas de entre aquellos trozos de seda fina arden más que nuestra estrella amarilla un día de pleno Enero. Enero, me enamoras.
Mira por un segundo, posa tus ojos unos segundos en el mar, este mar, mi mar: ¿me ves, allí, dando manotazos de ahogado? ¿Me darás tu mano? O deja que mis pulmones respiren líquido, de una vez. Deja de fingir entusiasmo, y luego decepción, y entusiasmo de nuevo. Deja de encender esas luces para luego dirigirme contra una pared creyendo que en la pared está la fuente de luminosidad.
Elige. Rompe con lo conocido. No hay más que puedas hacer que avanzar o retirarte. Es un juego. O me endulzas, bañándote de miel, irresistible, o metes limones en mi boca. No hagas más ambas cosas, he tenido suficiente.
¿Me dejarás crecer siendo un lirio, cuando crecen en tu mente jazmines? Quiero.
Mira por un segundo, posa tus ojos unos segundos en el mar, este mar, mi mar: ¿me ves, allí, dando manotazos de ahogado? ¿Me darás tu mano? O deja que mis pulmones respiren líquido, de una vez. Deja de fingir entusiasmo, y luego decepción, y entusiasmo de nuevo. Deja de encender esas luces para luego dirigirme contra una pared creyendo que en la pared está la fuente de luminosidad.
Elige. Rompe con lo conocido. No hay más que puedas hacer que avanzar o retirarte. Es un juego. O me endulzas, bañándote de miel, irresistible, o metes limones en mi boca. No hagas más ambas cosas, he tenido suficiente.
¿Me dejarás crecer siendo un lirio, cuando crecen en tu mente jazmines? Quiero.
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